Pueblo Santo, la paz de Cristo este con ustedes.
Este ha sido un momento difícil para todos nosotros durante el coronavirus. Muchos de ustedes están ansiosos por lo que nos depara el futuro. He estado hablando con los obispos de Florida, nuestros sacerdotes y otros líderes laicos sobre cómo regresar a las parroquias de manera segura, honrando la santidad de cada persona y la protección de nuestras hermanas y hermanos en Cristo. Habrá cambios cuando regresemos a la celebración de la Misa en nuestras parroquias. Puede que ya se imagine algunos. Recibiremos la Eucaristía solo en la Santa Hostia. Rezaremos con reverencia el Padrenuestro sin tomarnos de las manos. Se hará una reverencia durante el Signo de la Paz.
Estas son solo algunas de las formas en que podemos encontrarnos con una Iglesia diferente cuando podamos abrir las puertas nuevamente. Prometo ayudarlos a comprender algunos de estos cambios y las razones de los mismos. Estamos unidos a través de, con y en nuestro Dios trino, sin importar cuán separados debemos permanecer.
Asistencia a Misa
Ha sido realmente difícil para nosotros no asistir a Misa durante este tiempo de la pandemia. La participación en la Misa es un testimonio de pertenencia y de ser fiel a Cristo y a su Iglesia. Como católicos tenemos la obligación de asistir a Misa los domingos. Esta obligación no es una carga, sino un regalo total. El Espíritu Santo de Dios, activo en nuestras vidas, nos lleva a adorar en espíritu y en verdad dentro de la asamblea del pueblo de Dios.
Cuando regresemos, tendremos que respetar las restricciones y pautas que los profesionales de la salud nos han proporcionado. Las decisiones deberán hacerse por parte de cada individuo. La obligación de asistir a Misa el domingo se levanta hasta nuevo aviso. Cristo sufre con aquellos que no pueden venir a Misa durante la pandemia. Sin embargo, como Jesús nos enseñó, el sufrimiento puede conducir a la redención.
Es posible que haya visto o escuchado noticias acerca de ‘Misas en el estacionamiento’ en otras diócesis en todo el país. En la Diócesis de Orlando, la Misa continuará celebrándose dentro del santuario de la Iglesia. El edificio de la Iglesia es un signo especial de la Iglesia peregrina en la tierra y una imagen de la Iglesia que habita en el cielo. Este espacio ha sido dedicado a Dios y bendecido como sagrado, digno de la proclamación del Evangelio y de nuestras ofrendas individuales y comunales con Dios a Dios durante la celebración de la Eucaristía.
Algunas puertas de la parroquia estarán cerradas
Estaremos llamados a hacer ciertos sacrificios cuando regresemos a las parroquias. Para ingresar a la parroquia sólo se utilizarán las puertas principales. Cualquier entrada lateral o posterior estará cerrada. Puede parecer un inconveniente para usted; sin embargo, es por el cuidado de todos que limitemos la cantidad de entradas disponibles para evitar la propagación de gérmenes. Si tiene alguna discapacidad, estaciónese lo más cerca posible de la entrada principal o haga que alguien lo deje en la entrada principal.
Pilas de agua bendita vacías, ¡pero no es el triduo!
Las pilas de agua bendita estarán vacías. Al entrar a la Iglesia, nos hemos acostumbrado a acercarnos a la pila bautismal o la pila de agua bendita, sumergir nuestros dedos en el agua y bendecirnos como un recuerdo de nuestro Bautismo. Las restricciones de seguridad de la salud no nos permitirán usar el sacramental del agua bendita de esta manera; sin embargo, es más apropiado continuar el gesto de hacer la señal de la Cruz al entrar a la iglesia recordando que somos hijos e hijas adoptados de Dios bautizados en Cristo Jesús en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Homilías más cortas
Durante la celebración de la Misa, después de la proclamación del Evangelio, el celebrante ofrece una homilía, la forma más antigua de predicación utilizada por los Apóstoles y Padres de la Iglesia al dirigirse a los fieles. La homilía ofrecida por el celebrante puede ser más corta de lo habitual, pero su propósito, compartir el significado de la Sagrada Escritura, se dará sin importar la extensión. Esto permitirá más tiempo entre las Misas para despedir a la gente y prepararse para darles la bienvenida a la próxima misa.
Intercambio Sagrado
La procesión con las ofrendas es una poderosa expresión de la participación de todos los que están presentes en la Eucaristía y en la misión social de la Iglesia. Es una expresión del corazón humilde y contrito, el vaciarse de uno mismo, lo que es necesario para hacer la verdadera ofrenda, que el Señor Jesús le dio a su pueblo para que hiciera con él. Durante este período la colecta no se llevará a cabo con una canasta y no habrá procesión con las ofrendas. Las parroquias pueden considerar colocar grandes canastas en las entradas de la Iglesia para que los feligreses puedan colocar su ofrenda en la canasta al llegar. Las ofrendas pueden hacerse electrónicamente o por correo. Participe como lo permita su parroquia. Si bien es posible que no participemos en la presentación de los dones en la Misa de la manera habitual, recuerde que también hacemos una ofrenda espiritual, así como nuestras vidas en un ‘intercambio sagrado’ con Dios.
Ayuno espiritual
Debemos ser conscientes de aquellos que estarán ausentes durante este tiempo de capacidad limitada para reunirse, distanciamiento social y condiciones de salud de alto riesgo. Nuestra solidaridad con aquellos que no pueden estar físicamente presentes es esencial durante este tiempo. Aquellos que no pueden venir a adorar y experimentar el Sacramento ofrecen su experiencia como un tipo de ayuno. “Tal ayuno— [el Papa Benedicto XVI escribe] podría ayudar a las personas a profundizar su relación personal con el Señor en el Sacramento; podría ser un acto de solidaridad con todos aquellos que anhelan el Sacramento, pero no pueden recibirlo … El hambre espiritual, como el hambre corporal, puede ser un vehículo de amor”. De hecho, los tiempos en que estamos separados de los sacramentos de Cristo pueden ser oportunidades para obtener gracias innumerables.
Signo de la Paz
El intercambio de paz antes de la recepción de la Sagrada Comunión reconoce que Cristo, a quien recibimos en el Sacramento, ya está presente en nuestro prójimo. Este gesto expresa la verdad del Evangelio de que la comunión con Dios en Cristo se disfruta en comunión con nuestros hermanos y hermanas en Cristo: somos miembros, uno con el otro, en el Cuerpo de Cristo. Cuando el diácono o el sacerdote nos invita a ofrecernos un signo de paz, será apropiado ofrecer una reverencia o un saludo verbal “la paz de Cristo esté con ustedes”.
Haga un trono con sus manos para sostener el Pan del Cielo
Durante este tiempo de pandemia, es muy razonable y prudente por la seguridad de todos que la Sagrada Comunión se distribuya a la congregación en forma de la Sagrada Hostia –el pan que se consagra y se convierte en el Cuerpo de Cristo. La Iglesia enseña que Cristo, entero y completo, es recibido en cada uno de los elementos consagrados. Recibimos a Cristo el Señor mismo, su cuerpo y sangre, sacrificados en el Calvario, resucitado de entre los muertos y ascendido a la diestra del Padre para el perdón de nuestros pecados.
Cuando recibamos la Sagrada Hostia, recibiremos en la mano. Cuando recibimos la Eucaristía en la mano, el comulgante se acerca al ministro con una mano apoyada en la palma de la otra. Después de responder, “Amén”, el comulgante se hace a un lado y con reverencia coloca la Eucaristía en su boca. Recordemos y tomemos en serio las palabras de San Cirilo de Jerusalén: deben hacer un trono de sus manos, colocando la derecha sobre la izquierda para formar un trono para el Rey, formando al mismo tiempo una Cruz.
Recibir la comunión en la mano, en lugar de la lengua
Por consideración y cuidados con el sacerdote, el diácono o los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión que nos ofrecen la comunión, es importante saber que la Sagrada Comunión en la lengua crea varios riesgos para la salud durante este tiempo de pandemia, por lo tanto, todos los comulgantes recibirán la Sagrada Hostia en la mano. Hacemos esto por un sentido de cuidado y preocupación por los ministros y los comulgantes. Si tiene inquietudes acerca de recibir en la mano, haga arreglos con el sacerdote antes de la celebración de la Misa.
En algunas parroquias, se puede ofrecer la comunión después de que concluya la celebración de la Misa para que el clero y los ministros extraordinarios de la Santa Comunión puedan usar mascarillas para distribuir la Sagrada Hostia. Los fieles que participan en la celebración de la Misa deben seguir los protocolos de precaución, establecidos por sus parroquias.
Cómo participar activamente en la celebración de la Misa
Como “una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo redimido” (1 P. 2: 9; cf. 2: 4-5), debemos ser conducidos a una participación plena, consciente y activa en la participación de la Misa. Los programas o panfletos para ayudar a los fieles a participar plenamente en la Misa se proporcionan en muchas formas, como himnarios, hojas de canciones impresas con el Orden de la Misa, o proyección en las pantallas de video.
Algunas de estas ayudas no estarán disponibles debido a las restricciones y será necesario acceder a ellas electrónicamente. El Obispo Noonan permitirá el uso de iPhone o este tipo de tecnología para poder acceder a las ayudas de adoración en línea proporcionadas por su parroquia, cuando la proyección en pantallas de video no esté disponible.
Cantándole al Señor con alegría
La música es importante para la celebración de la Misa, particularmente los domingos. Un cantor y un acompañante los guiarán. Los coros no estarán disponibles de inmediato. Siempre somos bendecidos con el privilegio de unir nuestras voces para cantar en alabanza, honor y gloria de Dios.
Sacramento de la Penitencia: un llamado a la conversión
Como hijos e hijas adoptados de un Dios amoroso y misericordioso, siempre tenemos presente el sacrificio de Cristo en la Cruz como el precio máximo pagado por nuestros pecados. Como seres humanos, somos conscientes de que podemos vacilar y extraviarnos. Sin embargo, Dios el Padre de las misericordias nunca se cansa de llamarnos a Sí mismo. En cierto sentido, nos convertimos continuamente mediante el arrepentimiento, al compartir los sufrimientos de Cristo; soportando nuestras propias dificultades; al realizar actos de misericordia y caridad, nos convertimos para el mundo en un signo de conversión a Dios. Es por eso que se nos ha dado un gran regalo en el Sacramento de la Penitencia.
Celebrar el Sacramento de la Penitencia es diferente de lo que se conoce como “dirección espiritual”. Un director espiritual podría llamarse un tipo de entrenador que ofrece consejos y asesoramiento a un individuo en un entorno no sacramental. La celebración del Sacramento de la Penitencia no es donde se observa este tipo de interacción. Sin embargo, es una celebración de la misericordia y el perdón de Dios que nos restaura sacramentalmente a una relación correcta con Dios y entre nosotros en Cristo Jesús.
El Sacramento de la Penitencia se ofrecerá de acuerdo con las capacidades de su parroquia. Las sesiones individuales se mantendrán en un máximo de cinco minutos para permitir que la mayor cantidad posible participe en el Sacramento de la Penitencia, así como para observar el distanciamiento social y los protocolos de salud. Los confesionarios no deben ser utilizados. Las habitaciones u oficinas estarán preparadas para acomodar una distancia apropiada entre el confesor y el penitente.
También debemos tener en cuenta que la Iglesia enseña y decreta que “cuando surge de un amor por el cual Dios es amado por encima de todo, la contrición se llama ‘perfecta’: contrición de la caridad. Tal contrición remite los pecados veniales; también obtiene el perdón de los pecados mortales si incluye la firme resolución de recurrir a la confesión sacramental lo antes posible”. Durante estos días, cuando el acceso al Sacramento de la Penitencia será limitado y difícil de maniobrar, debemos tener esperanza y consuelo en la enseñanza de la Iglesia a este respecto.
Una red no de cables, sino de personas
Mientras estamos experimentando la pandemia, las parroquias no imprimirán boletines para distribuirlos en la iglesia y los ofrecerán en línea en los sitios web de sus parroquias para que estén fácilmente disponibles para usted. Como dijo el Papa emérito Benedicto XVI: “Sin temor, debemos navegar en el mar digital mirando hacia las profundidades con la misma pasión que ha gobernado el barco de la Iglesia durante dos mil años”.
También debemos recordar lo que el Papa Francisco ofreció en el Día Mundial de las Comunicaciones del 2020: “No se trata simplemente de contar historias como tales o anunciarnos a nosotros mismos, sino de recordar quiénes y qué somos ante los ojos de Dios”.
Tiempo para reunirnos
Estamos contentos de ver en la parroquia a los vecinos quienes no hemos visto por algún tiempo. Sin embargo, debido al distanciamiento social, le pedimos que salude desde lejos y salga de la propiedad de la parroquia para compartir. Del mismo modo, las estaciones de café o donas después de la Misa no estarán disponibles.
Otros ministerios parroquiales
A la vez que nos alegramos de que nuestras parroquias estén reabriendo para la oración, otros ministerios parroquiales aún están en espera. No se ofrecerán actividades sociales, reuniones de grupos de ministerio, recepciones de bodas o funerales, bingo, clases en el campus de la iglesia o ministerios, como tiendas de segunda mano, etc., hasta nuevo aviso.
Para la Eucaristía que anhelamos recibir, actuemos como la Eucaristía que somos. Hagamos florecer la personalidad eucarística de la Iglesia viviendo nuestra identidad con actos concretos de amor en el mundo. Sí, esto requerirá un sacrificio lleno de oración. Que nuestra bondad sea una gracia ante Dios.
Su Excelencia Reverendísima John Noonan
Obispo de la Diócesis de Orlando
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