“Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría
y de revelación para conocerle perfectamente;
iluminando los ojos de vuestro corazón
para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él…”
Efesios 1, 17-18
Mis hermanos y hermanas en Cristo:
Empiezo esta reflexión con una oración de las Sagradas Escrituras; la de Efesios, Capítulo 1. La oración de San Pablo se mueve de Dios y Cristo a los Efesios y la Iglesia. San Pablo pide que la bendición impartida por Dios Padre se fortalezca en los Efesios a través del mensaje del Evangelio porque los Efesios fueron inconstantes al seguir a Jesús y, por lo tanto, perdieron la esperanza.
Durante este mes de octubre rezamos nuevamente a Dios nuestro Padre para que ilumine los ojos de nuestro corazón, porque nosotros también nos desviamos de Su camino, que es el camino correcto. La eterna promesa de esperanza se pierde en nuestra oscuridad. ¿De dónde surge esta oscuridad? Algunos de ustedes han culpado a la pandemia, otros a la temporada de elecciones, otros a la confusión causada por desastres tales como incendios o huracanes. No, no creo que sea por ninguno de estos. Creo que la oscuridad nace de nuestra propia falta de enfoque en lo esencial, que es Dios.
Les pido, especialmente a ustedes que han expresado un malhumor o un sentimiento de privación de sus derechos, que piensen en su vida de oración. ¿Alabas a Dios al levantarte? ¿Mantienes a Dios cerca de tu corazón según transcurre tu vida diaria? ¿Es Dios parte de tu ser, siempre presente cuando te encuentras con los demás? ¿Sonríes todos los días por el gozo de Su presencia? ¿Besas a tu cónyuge, a tus hijos con el amor unitivo de Dios?
También les pido que piensen en los ídolos que han creado en su propia vida. Estos ídolos pueden incluir el dinero, un partido político, Facebook u otras redes sociales, la televisión, las noticias, juegos virtuales o personas en particular. ¿Usted puede prescindir de la adoración de estos ídolos? ¿Qué otras dificultades han surgido a causa de estos ídolos que han provocado la falta de respeto mutuo o agitación durante las conversaciones? ¿Cómo puedes ocupar el tiempo, en su lugar, con oración u otros dones de Dios?
Cuando leemos las Sagradas Escrituras Dios nos revela que las lamentaciones de hoy no son tan diferentes de las del tiempo de los Efesios. Leemos en las cartas de San Pablo sobre el malestar social, las dificultades de la enfermedad, el desprecio por los pobres, la burla de las personas de otras religiones y razas, la violencia física y la persecución. Podríamos decir, “eso fue en aquél entonces, pero ahora es diferente porque estamos firmes en nuestra fe”. Sólo tengo que leer sus cartas o hablar con ustedes para saber que no siempre es así.
Pronto se llevará a cabo la elección de legisladores, jueces y del presidente. Nosotros estamos llamados a practicar nuestra responsabilidad como fieles ciudadanos, lo que significa que debemos investigar acerca de los candidatos y discernir en oración qué candidato seguirá las enseñanzas de Cristo mientras esté en el cargo. Este discernimiento no es fácil porque no sabemos cómo una persona elegida para un cargo seguirá las enseñanzas de Cristo, incluso si profesa ser una persona de fe. Nosotros tomamos la mejor decisión sobre cómo votar basándonos en nuestra investigación y oración. Debemos pedirle a Dios que nos guíe.
Entre las principales preocupaciones de los católicos cuando votamos están: ¿Quién protegerá la vida humana en cada etapa? ¿Quién protegerá el matrimonio natural y la familia? ¿Quién se ocupará de los desamparados? ¿Quién defenderá el derecho de las personas a vivir su fe en todas las esferas de la sociedad?
También debemos tener en cuenta que nadie elegido para un cargo será el Salvador. Ningún candidato será el “fiat” para todas las enseñanzas de nuestra fe mientras esté en el cargo, sin importar su propia fe. Nosotros buscamos al mejor candidato. Nosotros vivimos proclamando que nuestro Salvador es Jesucristo y estamos unidos a Él para siempre a través de los sacramentos de iniciación. Así, como dice San Pablo a los Efesios, pedimos que se iluminen los ojos de nuestro corazón para comunicarnos unos a otros la esperanza que Cristo nos ofrece. Nosotros hacemos esto a través de la oración, la cual trasciende nuestra vida diaria.
Dios es nuestra papeleta. La libertad religiosa está en nuestra papeleta terrenal. Hay muchas formas en las que la libertad religiosa se ve comprometida. No seamos parte de eso. Por caridad compasiva los unos para con los otros y por los que vendrán después de nosotros, apartémonos de nuestros ídolos y sigamos a Dios. Seamos modelos de ciudadanía fiel e investiguemos a los candidatos que se postulan para los cargos de las próximas elecciones locales, estatales y nacionales. Oremos para que Dios nos dé la sabiduría para elegir bien. Que no falle nuestro voto por Él.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón para que sepamos cuál es la esperanza a la que hemos sido llamados.