En tu misericordia, dame vida, oh Señor, y cumpliré tus mandamientos” (Salmo 119:88).
Mis hermanas y hermanos en Cristo,
El Papa San Juan Pablo II nos ruega: “Se necesita con urgencia gran oración por la vida, una oración que se eleve en todo el mundo. Que a través de iniciativas especiales y en la oración diaria, se eleve una súplica apasionada a Dios, Creador y amante de la vida, de cada comunidad cristiana, de cada grupo y asociación, de cada familia y del corazón de cada creyente” (Evangelium Vitae n. 100).
El 22 de enero es declarado como día particular de oración y penitencia, llamado “Día de Oración por la Protección Legal del Niño No Nacido” designado por la Instrucción General del Misal Romano (IGRM), n. 373. “En todas las diócesis de los Estados Unidos de América, el 22 de enero (o el 23 de enero, cuando el 22 de enero cae en domingo) se observará como día particular de oración por el pleno restablecimiento de la garantía legal del derecho a vida y de penitencia por las violaciones a la dignidad de la persona humana cometidas mediante actos de aborto”.
El 22 de enero también marca el trágico aniversario de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos que legalizó la eliminación deliberada de la vida humana no nacida a través del aborto electivo. La sanción judicial de la terminación de la vida en el útero vista por algunos como un “bien” es un “mal” que durante 49 años ha engrosado los corazones y oscurecido las mentes. Hoy, después de más de 60 millones de abortos, hay menos consideración por toda la vida humana, ya que la sociedad descarta aquellas que considera inconvenientes por edad, enfermedad o cualquier otra razón.
Durante estos últimos 49 años, hemos fallado en ayudarnos mutuamente a comprender la belleza del pacto entre Dios y Su pueblo entregado a través del Sacramento del Matrimonio donde los hijos son el regalo de la realización del amor entre esposo y esposa. A lo largo de estos 49 años, hemos sido testigos de la declinación del respeto de toda la humanidad a medida que Roe v. Wade descartó la vida con tanta ligereza. Esta falta de respeto está viva en todas las áreas de nuestras relaciones y todos hemos sufrido a causa de ella, desde la explotación del cuerpo humano hasta las consecuencias de por vida de un aborto tanto para mujeres como para hombres, como depresión, abuso de sustancias, pensamientos suicidas hasta las muchas otras formas en que no nos respetamos (bullying, violencia, etc.).
Como comunidad de fe que cree que en el momento de la concepción viene al mundo una persona creada por Dios para Dios, estamos llamados a observar este día a través de las prácticas penitenciales de oración, ayuno y actos de caridad. Cada persona, hecha a imagen y semejanza de Dios, es un regalo.
El ministerio de la Oficina de Cultura de la Vida de Caridades Católicas de la Florida Central nos llama a transformar y construir una sociedad donde cada ser humano sea valorado y protegido a través de la oración, la educación, el cuidado pastoral y los esfuerzos de políticas públicas. Su personal y voluntarios inspiran a las personas de toda la Diócesis de Orlando a comprender la verdad sobre por qué y cómo fuimos creados a imagen del amor de Dios. Estoy especialmente agradecido por la reconstitución del Proyecto Rachel, que brinda sanación a hombres y mujeres que han sido impactados emocional, psicológica y espiritualmente por un aborto.
En la víspera de esta sagrada celebración, el viernes 21 de enero, los invito a acompañarme a la Misa Anual por la Vida en la Catedral de St. James, 215 N. Orange Avenue, en el centro de Orlando a las 12:10 p.m. Durante la Misa oramos a través de nuestra ofrenda con Cristo para que podamos proclamar el Evangelio de la Vida con honestidad y amor a la gente de nuestro tiempo. Oramos para que aceptemos el Evangelio de la Vida como un regalo siempre nuevo mientras lo celebramos con alegría y gratitud por la vida de todo el pueblo de Dios. Pidamos valor para dar testimonio incesante y resueltamente del Evangelio de la Vida, a fin de construir junto a todas las personas de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor para alabanza y gloria de Dios, Creador y amante de la vida.
Reflexiona sobre tu propia comprensión de la santidad de la vida y cómo ayudas a florecer este hermoso regalo o, quizás, cómo no lo has logrado. Reza la Novena, 9 Días por la Vida, para la protección de la vida humana y para construir la cultura de la vida dentro de nuestro mundo. Durante este nuevo año, considera cómo podemos servirnos unos a otros a través de la fuerza del Evangelio de la Vida para unir el cielo a la tierra. Como Dios es la fuente de la vida, pedimos Su misericordia y gran amor.