Háganlo todo para la gloria de Dios.
1 Corintios 10:31
Mis hermanas y hermanos en Cristo:
En las lecturas de hoy, nos sorprende la fe del leproso. Durante el tiempo de Jesús, se pensaba que cualquier persona con lepra era un pecador. Una persona con lepra estaba esclavizada a la enfermedad: no podía estar entre la gente; no podía beber del mismo pozo; se quedaba sola. Por eso nos asombra el valor del leproso para hablar con Jesús y decir: “¡límpiame!”.
Entonces, nos sorprende el toque de Jesús. Lo maravilloso de su toque. Jesús toca a esta persona que era considerada intocable. Jesús cura las heridas del cuerpo del leproso, de su corazón y de su alma.
Ustedes y yo somos tocados por los ministerios apoyados por Nuestro Llamado Católico. Nuestro Llamado Católico nos permite ver más allá de nuestras diferencias. Nosotros, como el leproso, tenemos fe para ver la belleza que Dios nos ha dado, y nutrimos y magnificamos lo que hemos recibido para la gloria de Dios. Esta fe es la fuerza que nos permite buscar un encuentro con Jesús. Los ministerios apoyados por Nuestro Llamado Católico curan nuestras heridas y nos guían por el camino de la santidad buscando el corazón del Señor.
Su fe ofrece a los ministerios apoyados por Nuestro Llamado Católico la gloria a Dios. La pandemia ciertamente ha enfatizado nuestras múltiples heridas, más que la enfermedad en sí misma, y las divisiones entre nosotros. Jesús nos enseña con su ejemplo de sanación y de dar gloria a Dios.
Sea tan generoso como pueda con Nuestro Llamado Católico. Que su ofrenda sea una efusión de la oración, “Señor, si quieres, me puedes limpiar”.
Sinceramente suyo en Cristo,
Su Excelencia Reverendísima
Obispo de Orlando