¡Cuán numerosas tus obras, Señor!
Todas las hiciste con sabiduría,
de tus criaturas se llena la tierra;
¡Bendice alma mía al Señor!
Aleluya. Señor, envía tu Espíritu,
y renueva la faz de la tierra.
Salmo 104

 

Mis hermanos y hermanas en Cristo,

Este domingo, 15 de mayo, celebramos el domingo de Pentecostés, un tiempo alegre al nosotros, como los apóstoles, estar llenos del Espíritu Santo para ir y renovar la faz de la tierra. María, nuestra Santa Madre, los apóstoles y los discípulos ofrecen ejemplos reales de cómo ser misericordiosos como el Padre. A medida que vivimos cada día, mantenemos nuestro enfoque en Dios de que nuestra fe dará frutos hasta los confines de la tierra. Reflexionamos en los Hechos de los Apóstoles proclamados durante el tiempo de Pascua y con renovado entusiasmo ofrecemos el amor de Dios los unos a los otros. La celebración de la Misa nos ofrece un encuentro íntimo con el amor de Dios que recibimos en la Eucaristía.

Algunos de ustedes han hecho una peregrinación especial a la Basílica Santuario María, Reina del Universo y han pasado por la Puerta de la Misericordia, una de las gracias especiales disponibles durante este año jubilar. Pasar a través de la Puerta Santa simboliza su paso activo para abrazar, recibir y extender la misericordia y bienvenida amorosa de Dios. Para recibir la indulgencia, también se debe acoger al Sacramento de la Penitencia; recitar el Credo, recibir la comunión con una reflexión acerca de la misericordia durante la celebración de la Misa y orar por las intenciones del Papa Francisco.

Cuando los he visitado en sus parroquias, me han contado acerca de cómo han sido recipientes de misericordia a través de Dios. Ahora les pido que le devuelvan a Dios lo que han recibido a través de su propia práctica de las Obras de Misericordia. Practicar las Obras de Misericordia al menos una vez, es otra oportunidad de recibir la indulgencia del jubileo. Ofrecer el amor misericordioso de Dios a través de expresiones de cariño por los demás nos permite desplegar las múltiples obras de Dios para que renovemos la faz de la tierra. Aquí algunas ideas.

Obras de Misericordia Corporales

Alimentar al hambriento y dar de tomar al sediento. Dona fondos o comida enlatada a las alacenas de Caridades Católicas de la Florida Central o tu propia parroquia. Ora por aquellos que están hambrientos cuando des las gracias antes de cada comida.

Albergar a las personas sin hogar. Involúcrate con Caridades Católicas de la Florida Central para cuidar de nuestros refugiados. Dona artículos del hogar como un nuevo juego de sábanas, cobijas, almohadas y artículos de higiene.

Vestir al desnudo. Dona ropa ligeramente usada a la Sociedad St. Vincent de Paul o la tienda de segunda mano en tu parroquia. Al revisar los artículos, ora por la persona que pudiese vestir la ropa que estas donando. ¿Lo que estas donando es aceptable para una persona de Dios?

Cuidar al enfermo. Visita a familiares y amigos que estén enfermos. Si no los puedes visitar, llámalos. Ora por cada enfermo individualmente por su nombre. Llévale una cena a alguien cuyo familiar este enfermo.

Visitar al encarcelado. Ora por nuestros sacerdotes y diáconos que visitan a los que están en prisión. Ora por alguien que este encarcelado, mencionando su nombre. Participa en vigilias de oración por aquellos que recibirán la pena de muerte.

Enterrar a los muertos. Sostén las manos de los moribundos. Reza la Coronilla a la Divina Misericordia y el rosario con y por los que están muriendo. Utiliza la aplicación de la Divina Misericordia para llevarles la Liturgia de las Horas y para rezar con ellos. Visita las tumbas de los miembros de la familia y ofrece oraciones y Misas por aquellos que han fallecido.        

Obras de Misericordia Espirituales

Amonestar al pecador (corregir a los que necesiten corrección). Con caridad, hablar en contra de prácticas pecaminosas e injustas en nuestra cultura.

Instruir al ignorante (enseñar la fe a otros). Formar a nuestros niños en la fe a través de la participación en la celebración de la Misa y preparación sacramental. Anima a otros a escuchar Faith Fit Radio o Buena Nueva FM y subscribirse al Florida Catholic.

Aconsejar al dudoso. Escuchar a aquellos que estén luchando y confundidos. A veces lo único que necesitan es ser escuchados.

Consolar al afligido. Escribe una carta, llama o visita a amigos y familiares que estén en situaciones difíciles. No juzgues. Ora con ellos.

Soportar los males pacientemente. Muestra la misericordia de Dios en tus palabras y acciones. Ora por aquellos que atormentan a otros y toma la acción correspondiente si eres testigo de alguna agresión.

Perdonar todas las ofensas. Ora por aquellos que te han ofendido y por los que has ofendido. Ofrece la misericordia de Dios a través de la reconciliación con esas personas. Acoge el Sacramento de la Penitencia.

Orar por los vivos y los muertos. Escribe fechas importantes de la familia y amigos como la fecha de nacimiento, las fechas en que recibieron los sacramentos y la fecha en que fallecieron. Ora por ellos en esas fechas importantes y déjales saber (o a sus familiares). Ora por la fidelidad de las generaciones futuras.

Piensa en estas ideas; añade otras. Nuestro Santo Padre dijo, “Confío en que toda la Iglesia, que se encuentra en tal necesidad de misericordia para los que somos pecadores, pueda encontrar en este Jubileo la alegría del redescubrimiento de la fructífera misericordia de Dios, con la cual todos estamos llamados a consolar a cada hombre y a cada mujer de nuestro tiempo”.

Que María, nuestra Madre de Misericordia, dirija su mirada hacia nosotros y nos guie para que renovemos la faz de la tierra con la misericordia de Dios.