Por le fe en Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios,
ya que al unirse a Cristo en el bautismo,
han quedado revestidos de Cristo.
Gálatas 3:2627

Mis Hermanas y Hermanos en Cristo:

Primera Sagrada Comunión. Confirmación. Fin de la escuela. Graduaciones. Ordenación. Procesión del Corpus Christi. Temporada de huracanes. Planificación de vacaciones. Esas son las señas, celebraciones y eventos que indiquen que el verano está pronto sobre nosotros. El solsticio de verano, el 20 de junio, anuncia el primer día del verano en el Hemisferio norte.

Verano es una palabra a menudo sinónima de ‘un tiempo para refrescar’ o ‘tomar un descanso’ o ‘hacer algo divertido’. ¿Qué hará durante los meses de verano?

Todos tienen una respuesta diferente. Algunos dicen, “un día en Walt Disney World® con la familia”. Algunos hablan de ir a la playa o al norte para visitar a familiares o amistades. Algunos están entusiasmados de tener entradas para un juego de béisbol. Normalmente voy a Limerick, Irlanda en cierto momento durante el verano para visitar a mi familia y a refrescarme en la oración lejos de los deberes de la Oficina del Obispo. Puedo ponerme al día con mi lectura de las Escrituras y algunos de los libros y artículos que he recibido a lo largo del año. Este verano, tengo la intención de volver a leer y reflexionar en Amoris Laetitia, la exhortación apostólica publicada por el Papa Francisco después de la Pascua.

Mi esperanza es que haya una respuesta la cual todos compartimos, y es participar en la celebración de la Misa cada domingo. Como hijos bautizados de Dios, nos hemos vestido con Cristo. Cuando nacemos, aprendemos la importancia de los alimentos para ayudar a nuestros cuerpos físicos crecer. Cuando nacemos a través de, con y en Cristo mediante el Sacramento del Bautismo, también aprendemos la importancia del alimento espiritual que nos ofrecen durante la celebración de la Misa en la recepción de la palabra de Dios y el Sacramento de la Eucaristía.

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma, “los domingos y demás días de precepto, los fieles están obligados a participar en la Misa Santa”. Sin Embargo, la Misa es mucho más que una obligación sagrada. Es el memorial en el que el sacrificio de la cruz de Jesús se perpetúa y el banquete sagrado de la comunión con el cuerpo y la sangre del Señor. La celebración del sacrificio Eucarístico está totalmente orientada hacia la unión íntima de los fieles con Cristo mediante la comunión.

El Santo Papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica Dies Domini habla de la misa y la reunión del pueblo de Dios de esta manera: “También es importante estar siempre consciente de que la comunión con Cristo está profundamente atada a la comunión con nuestros hermanos y hermanas”. A medida que comemos en la mesa con nuestra familia para nutrir nuestro cuerpo físico, también comemos en la mesa con nuestros hermanos y hermanas de nuestra familia en la fe para alimentarnos espiritualmente.

En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía y la Eucaristía, a su vez confirma nuestra manera de pensar. Es “origen y cumbre de la vida cristiana”. Por la celebración Eucarística nos unimos con la liturgia celestial y anticipamos la vida eterna, cuando Dios será todo en todos.

La gente a menudo me dice: “Pero Obispo, simplemente no tengo tiempo para ir a la Misa. Estoy muy ocupado. . . “Me pregunto, ¿estás tan ocupado que no puedes tomar tiempo para comer y nutrir tu cuerpo físico todos los días? Participar en la celebración de la Misa el domingo es algo que no podemos permitirnos el lujo de perder o no seremos capaces de sostenernos nosotros mismos espiritualmente. Al igual que nuestros cuerpos se vuelven débiles si no lo alimentamos, nuestra fe se debilitará y convertirá en mediocre mientras nos encontramos alejándonos de Dios sin este alimento celestial de la Eucaristía.

En la edición del 24 de junio de la Florida Catholic, usted leerá la primera de una serie en relación con la celebración de la Misa. Espero que durante los meses de verano, esta serie lo ayude a refrescar su comprensión de la Misa y porque la Eucaristía es central para nuestra fe. En esta edición, usted aprenderá acerca de la ordenación del Padre Martin Nguyen y el Padre Luis Salazar. Después de deliberación madura, éstos, nuestros hermanos, han sido ordenados al  sacerdocio con el fin de servir a Cristo el Maestro, Sacerdote y Pastor, por cuyo ministerio Su cuerpo que es la Iglesia se edifica y crece en el pueblo de Dios, un templo santo. Confío en que las historias que leen acerca de estos sacerdotes y nuestros jóvenes recién graduados de uno de nuestros cinco colegios Católicos le inspiren enfocarse primero en Dios, por encima de todo lo demás. Recuerde, no importa donde su viaje de verano ni actividades conducirá, a través de la fe todos ustedes son hijos de Dios en Cristo Jesús. Que podamos ser Su signo exterior de gracia.